Goodbye 2012...

Quedan pocos días para que este año 2012 que comenzó lleno de ilusiones y alegrías llegue a su fin.   Ahora, a 28 de diciembre, toca hacer un repaso de lo que ha sido. Y debo decir que para mí, el año 2012 fue un año duro. Donde la vida me puso pruebas complicadas, pero que superé de la mejor manera. Fue mejorando, también es verdad.

El 31 de diciembre de 2011 estaba en Tenerife, brindando con mi familia por el que iba a ser el “nuevo centro de musicoterapia”, donde se suponía que todo el trabajo de meses y meses anteriores darían sus frutos. Donde había lacado puertas, vaciado el local de muebles, limpiado hasta la saciedad, comprado parqué y descargado de un camión, comprado….mientras que la que por aquel entonces era mi socia estaba de viaje en NY.  Y de repente, eso cambió de repente a mediados de enero. Con un “plof” y un chasquido de dedos todo cambió… y comenzó uno de los momentos más duros de mi vida: ver como mis sueños se deshacían. Tener que “ser inteligente” como todos me aconsejaban y bajar la cabeza en pro de una buena negociación para salir medianamente bien parada de todo.

Y tras un mes y medio más o menos…se cerró la puerta.

Y me hundí.
Aunque creo que en ese momento no fui del todo consciente, ya que debía seguir trabajando en la Universidad. Y seguir adelante. Tengo la grandísima suerte de contar con una persona excepcional a mi lado, Alfredo. Que supo apoyarme, quererme, y mimarme hasta el infinito. Sacarme una sonrisa donde, por los momentos que me tocaron vivir, solo había llanto.

Pero la vida sigue, y los días, las semanas se sucedieron…

Y los nuevos proyectos  profesionales que iban surgiendo como “gotitas que te regala la vida”:

• Escribir un capítulo del libro “Música, Musicoterapia y Discapacidad” con mi amigo y compañero de profesión Joan Fontbernat.

• Participar en el Proyecto-Documental dirigido por Martín Carril, “Cuando la mente se oscurece” con pacientes de Huntington y Alzheimer en el Hospital “Ramón y Cajal” de Madrid.

• Que aceptaran mi comunicación “Musicoterapia en el Trastorno Específico del Lenguaje” en el IV Congreso Nacional de Musicoterapia, y poder compartir con el resto el trabajo que llevamos a cabo. Que aceptaran también el Taller de Canto Prenatal que realicé junto con Myriam Chiozza.

• Dar una charla dentro de “Los Lunes Musicales” del Conservatorio Superior de Música de Tenerife, mi hogar durante toda mi formación musical…

• Participar en el III Congreso Aprendemos Todos, junto con María Martínez-Gil acompañando a Myriam Chiozza, y disfrutar como dos enanas en el escenario mientras que realizábamos un viaje por el mundo intrauterino. Ella con su guitarra y yo con mi violoncello.

• Formar parte de la organización de la I Jornada Internacional de Canto Prenatal: nacer en la música, semillas para el futuro; y poder disfrutar con todas y cada una de las personas que asistieron. Conocer a Enrique Blay, Pilar Vizcaíno, Michel Odent, Emilio Santos, Laura Lisi, Pilar Tejero, Susana Olalla; reencontrarme con Marie Laure Potel, Gemma, María, Sandra, Laia, Anna

• Ser aceptada en el Máster en Investigación en Emoción, Cognición y Salud con acceso al Doctorado de la Universidad Camilo José Cela, donde cada día me siento  más y más feliz y muy afortunada por tener esta oportunidad para seguir soñando. Pero sobre todo para creer más y más en mi misma, en el trabajo que hago y en el camino que he escogido.

• Seguir compartiendo vida, música, camino, alegría, risas, tristezas, cervezas en el Templo de Debod y paseos con “nuestros niños”, con María Martínez-Gil (Mary)…con la que he encontrado algo mucho más mágico que la amistad. Un vínculo difícil de franquear, con quien apoyarme y seguir caminando en este sendero de la vida.

• Reencontrarme con una sonrisa importantísima para mí, la de Carla López Vázquez a las tantas de la mañana de un jueves 13 de diciembre acabando los preparativos para irnos a Teruel, revisando todos los papeles, etc…

Y viajar…a Roma, a Jordania, recorriendo y descubriendo lugares que siempre se convierten en mágicos cogida de su mano.

No sé que me espera en 2013, pero solo le pido -si me deja- que sea igual de feliz que como ha acabado siendo este 2012.